Conheci Nicolás
Guillén em 1962, no coquetel da embaixada cubana em Copacabana (Rio de Janeiro)
nos festejos do 26 de julho. Após um longo papo, Gullén marcou uma reunião no
dia seguinte para me entregar uma poesia, com dedicatória, para publicar na
Época - revista do Centro Acadêmico Candido de Oliveira, que eu editava.
Nicolás Guillén,
grande poeta cubano, me “apresentou” a José Martí – poeta e seguidor de Marx e
que morreu lutando contra os colonizadores espanhóis em maio de 1895.
Correspondente do
La Nación de Buenos Aires, Martí escreveu um longo e original necrológio quando
da morte de Marx, em 1883.
Na sequência, o
trecho final do texto de Martí e a poesia que recebi das mãos de Guillén e que “inspirou”
o título desta postagem.
“Y entre salvas
de aplausos tonantes, y frenéticos hurras, pónese en pie, en unánime
movimiento, la ardiente asamblea, en tanto que leen desde la plataforma en alemán
y en inglés dos hombres de frente ancha y mirada de hoja de Toledo, las
resoluciones con que la junta magna acaba, en que Karl Marx es llamado el héroe
más noble y el pensador más poderoso del mundo del trabajo. Suenan músicas,
resuenan cantos; pero se nota que no son los de la paz.”
“ Te lo prometió Martí
y Fidel te lo cumplió
ay Cuba, ya se acabó
se acabó por siempre aquí,
se acabó
el cuero del manatí
con que el yankee te pegó.
Se acabó.
Te lo prometió Martí
y Fidel te lo cumplió.
Se acabó.”
y Fidel te lo cumplió
ay Cuba, ya se acabó
se acabó por siempre aquí,
se acabó
el cuero del manatí
con que el yankee te pegó.
Se acabó.
Te lo prometió Martí
y Fidel te lo cumplió.
Se acabó.”
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